Burmés

Burmés

El burmés es un gato de tamaño mediano, con la cabeza redonda y un cuerpo elegante y bien musculado. La raza no es tan grande y fuerte como el británico de pelo corto, ni tan elegante y delicada como el siamés. Los ojos son grandes y brillantes y pueden tener cualquier matiz de amarillo; con frecuencia parece variar en función del tipo de luz. La cola es recta y termina en una punta tipo pincel redondeada. El pelaje, fino, corto y brillante es característico del burmés y se ciñe al cuerpo. El gato burmés puede presentar diez colores, pero en todos ellos el vientre será más claro que el lomo, y el pelaje va en degradado de un extremo a otro.

personalidad

El burmés es un gato muy amistoso y cariñoso que necesita la atención del ser humano para ser feliz. Es una raza es muy exigente, que sigue a sus dueños por toda la casa reclamando atención. De hecho, llega a trepar por las piernas del amo implorando que lo coja y lo acaricie. Son gatos muy maulladores, que suelen saludar a sus dueños cuando vuelven a casa o pedir lo que quieren y participar en todas las actividades. Fiel a sus dueños, a veces recibe el nombre de «gato perro» porque a muchos les encanta jugar a recoger cosas. Son muy listos y resuelven problemas como el de abrir las puertas, por lo que suelen ser grandes escapistas.

origen

Se llevó por primera vez a California. Como no había ningún otro burmés en Estados Unidos en aquella época, la raza wong mau se cruzó con un siamés seal point, de marcas distales color marrón oscuro. Mediante una reproducción selectiva, surgió una nueva raza de pelaje oscuro a la que conocemos como burmesa en la actualidad. El gato burmés fue reconocido como raza primero en Norteamérica y luego llegó a Europa en 1940. Desde entonces, los programas de reproducción han desarrollado una gama de colores de pelaje.